De: Iglesias Latinoamericanas. Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI)
Queridos y hermanos y hermanas en Cristo:
Estamos en el camino hacia Porto Alegre. Al ritmo de nuestra alegría y al calor de nuestra fe, abrimos nuestros corazones para recibirles con cariño en nuestras tierras. Gracias por haber elegido América Latina para esta Asamblea del CMI, en tiempos de desafíos para las iglesias y el movimiento ecuménico.
Nos alegró cuando el CMI definió como lema de la IX Asamblea "la gracia de Dios" y, supimos que el trabajo teológico del CLAI sobre la gracia influyó en esa decisión. Nuestras iglesias son comunidades del Espíritu en las que vivimos la gracia de Dios.
¿Qué estamos aprendiendo como iglesias en América Latina?
- Frente al pragmatismo por resultados eficaces donde el tiempo se mide en términos de ganancia, aprendemos a crear espacios para compartir historias de vida, testimonios de fe, sueños de futuro.
- Cuando la obsesión del tener y del poder se imponen, aprendemos a afirmar el significado de la vida en comunidad y la importancia de la celebración y del esparcimiento como derechos humanos.
- Ante la imposición por imponer un "pensamiento único", aprendemos a hacer florecer pensamientos diversos y expresiones plurales de vida.
- Cuando se pierde el sentido de la vida, aprendemos a profundizar en la condición humana, la dignidad humana, la autoestima y la esperanza.
- Cuando vivimos no solamente una crisis económica y política, sino una crisis de valores, de ética, aprendemos a que las iglesias deben convertirse en comunidades de resistencia ética y de sanidad.
No queremos dar una imagen falsa de la realidad de nuestras iglesias. Es verdad que hemos crecido y damos testimonio de nuestra fe en medio de nuestros pueblos. El Mensaje de la IV Asamblea del CLAI, Barranquilla 2001, nos recordaba que como iglesias hemos sido bendecidas, pero también nos enfrentamos a dilemas y desafíos, a confusiones teológicas y al mercado religioso.
Hoy vivimos en un mundo de migraciones y desplazamientos, de discriminaciones y cruces de culturas, de comunicaciones y exclusiones, de identidades locales y globales. La encarnación no es otra cosa que ese desplazamiento de uno mismo para encontrarnos con el otro. Es el Dios que se hace ser humano desplazando su propia divinidad. En épocas de tanta movilidad, la "encarnación de las instituciones" nos convoca a desplazar el estatismo de nuestras jerarquías institucionales y del propio movimiento ecuménico histórico, a fin de recuperar nuestro carácter de peregrinos.
Una de las expectativas de esta IX Asamblea del CMI es la "reconfiguración del movimiento ecuménico". Desde nuestras experiencias como iglesias, pedimos que junto a las reflexiones sobre la importancia de la reconfiguración del movimiento ecuménico en su totalidad, nos ocupemos con pasión por la renovación específica del CMI. Invitamos a descubrir el rostro eclesial y pastoral del movimiento ecuménico.
No podemos negar que partimos desde perspectivas diferentes que van desde nuestras maneras de ser iglesias, hasta la comprensión de la realidad actual. Hay un "Norte" geográfico incluyendo a muchas de sus iglesias, y un "Norte" en nuestros propios países del Sur, para quienes este modelo neo-liberal que se nos impone necesita solamente reajustes. Para una gran mayoría de nosotros en América Latina, incluyendo a nuestras iglesias, creemos que este sistema injusto impuesto debe ser cambiado.
Hablaremos de la nueva Alianza Ecuménica para la Cooperación. Quisiéramos pedir que se abran procesos participativos, no impositivos. Nos alegra que podamos cooperar con las Agencias Hermanas para que alcancen una mayor visibilidad y eficiencia en la gestión de fondos. Esperamos la identidad eclesial sea asumida en el Norte al pedir y en el Sur al distribuir. No separemos misión y cooperación, algo que estamos superando en nuestra región. Esta Alianza debe ser un incentivo para trabajar juntos y redescubrir el nuevo papel de la cooperación internacional en un mundo globalizado.
Compartimos con ustedes temas importantes para nuestra agenda como iglesias:
- Afirmar una espiritualidad mística, misionera y de servicio.
- Imaginar sociedades diferentes basadas en: un bienestar del bien común, un nuevo concepto de desarrollo distributivo y no sólo de crecimiento económico, una democracia participativa, un consolidar instituciones credibles.
- Trabajar juntos iniciativas a problemas de la cotidianidad: la deuda externa, una integración sin exclusiones ni hegemonismos, el escándalo de la pobreza y las migraciones y desplazamientos.
- Resistir a la injusticia de muerte con una ética de la vida plena.
- Renovar el liderazgo de las iglesias y del movimiento ecuménico. La juventud nos desafía con expectativas ante las cuales no siempre tenemos respuestas.
- Proclamar sin cesar el Evangelio de paz y sanidad para este mundo.
Del 19-25 de febrero del 2007, en Buenos Aires, celebraremos nuestra V Asamblea del CLAI: "La gracia de Dios nos justifica, su Espíritu nos libera para la vida". Allí concluiremos el año de la Década para Superar la Violencia que iniciaremos en Porto Alegre. Con amor les invitamos a que nos acompañen.
Les saludamos con mucho cariño como iglesias de América Latina y como CLAI,
Bishop Julio César Holguín, Presidente del CLAI
Rev. Israel Batista, Secretario General
Dr. Noemí Espinoza, 1ra. Vice- Presidenta
Rev. Juan Abelardo Schvindt, 2do. Vice-Presidente
Quito, diciembre 2005