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18.10.05

Preasamblea latinoamericana del CMI discute demolición de barreras y prejuicios

 


Magali do Nascimento Cunha, profesora metodista brasileña, y Jorge Vaccaro, pastor pentecostal argentino, coinciden en que la hora de los prejuicios debe llegar a su fin.

En el cristianismo latinoamericano es hora de derrumbar prejuicios y barreras tradicionales entre pentecostales "evangélicos" y protestantes "ecuménicos".

Así lo afirmaron expositores en el panel de apertura del encuentro preparatorio para la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, que representantes de iglesias y organismos ecuménicos de la región llevan a cabo en Mendes, Brasil, del 16 al 18 de octubre.

Uno de los desafíos a las iglesias en América Latina hoy es "la superación de viejas antinomias" afirmó el pastor pentecostal argentino Jorge Vaccaro, de la Asociación la Iglesia de Dios.

Desde la perspectiva de la misión, dijo, "no hay lugar para la polarización entre ecuménico y evangélico o entre ecuménico y pentecostal". "Estas realidades no se excluyen entre sí, más bien se complementan".

Vaccaro sostuvo que las iglesias pentecostales latinoamericanas son "verdaderas comunidades terapéuticas", que "proveen a los creyentes una experiencia de revaloración de la persona".

Además, enfatizó, tienen un "importante aporte" que hacer en el ámbito de la espiritualidad. La insistencia en la "primacía de la fe vivencial" recuerda "las realidades profundas e inmediatas de la persona humana".

Sin embargo, agregó, deben autocriticarse y reconocer que "el crecimiento numérico encierra ciertos peligros". En el liderazgo de muchas comunidades se perciben los efectos de "la seducción del poder", afirmó.

Para Vaccaro, las iglesias pentecostales "deben alejarse de una práctica de fe individualista y futurista", y "trabajar por la paz" recuperando una "dimensión profética seria y comprometida con la sociedad actual".

Con Vaccaro coincidió la profesora Magali do Nascimento Cunha, de la Iglesia Metodista en el Brasil.

"Debe ser derrumbado el prejuicio de las llamadas iglesias históricas hacia las expresiones pentecostales", y "el exclusivismo de los grupos y líderes pentecostales que descalifican y desprecian las expresiones religiosas de las iglesias de la Reforma", dijo.

Cunha también coincidió en destacar la tentación que encierra la obsesión con el crecimiento numérico en un contexto de religiosidad de mercado.

Diferenciando entre visibilidad y presencia pública, esta experta en comunicación destacó que la primera tiene que ver con obtener espacios mediáticos mientras la segunda "demanda compromiso e identificacion con las causas sociales". El desafío de la iglesia no es la visibilidad, sino la presencia pública, que en terminos teológicos se traduce como "encarnación".

Al mismo tiempo, en un mundo individualista y sujeto a una creciente privatización, la iglesia está llamada a crear "espacios de vivencia comunitaria y apoyo mutuo". "No es con documentos que vamos a sensibilizar a las personas, sino únicamente con experiencias ecuménicas", dijo.