16.02.06
Moderador del CMI llama a replanteo de políticas ecuménicas
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"Nos volvemos hacia Dios en este mundo turbulento y oramos: 'Dios, en tu gracia, transforma el mundo': una súplica que emana de nuestros corazones quebrantados; un signo de esperanza que emerge en medio de las incertidumbres de la vida humana; una expresión genuina de fe que se despliega en el contexto de las tensiones y las ansiedades del mundo."
Con estas palabras inició su discurso a la IX Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que se celebra en Porto Alegre hasta el 23 de este mes, el moderador del Comité Central de ese organismo ecuménico, Catolicós Aram I.
En su relatorio, el líder ecuménico levantó varios puntos: el análisis del contexto latinoamericano como escenario de la Asamblea; lo ocurrido en el contexto mundial desde la anterior cita celebrada en Harare y cómo esto ha incidido en las políticas del CMI calificándolo de "período de trastornos y también de tenacidad"; y la necesidad de una Iglesia fuera de sus propios muros "misionera, lista para enfrentarse a los desafìos del mundo..."
Además se refirió a la necesidad de profundizar en la autocomprensión de una diversidad religiosa como espacio en cual "la iglesia ha sido llamada a redefinir su identidad y su vocación misionera
".
Puntualizó que "hemos entrado en un nuevo período de la historia ecuménica. El paisaje ecuménico está cambiando radicalmente: las instituciones ecuménicas tradicionales están perdiendo su motivación y sus intereses; emergen nuevas formas y modelos ecuménicos; se forman nuevas alianzas y asociaciones; y se establecen nuevos programas ecuménicos."
Y a partir de ahí identificó algunos de esos importantes cambios: un ecumenismo centrado en el pueblo; un ecumenismo que responda a las realidades cambiantes; integrador y visionario; y la necesidad de tener en cuenta el surgimiento de nuevos modelos ecuménicos.
Luego de un pormenorizado análisis del pasado y el presente del Consejo, Aram I lanzó un reto: "Una asamblea es la oportunidad única para mirar hacia adelante, para intentar identificar las áreas de nuevas prioridades y las preocupaciones fundamentales que han de determinar los programas y la actuación futura del Consejo."
Como primera prioridad señaló la comunión de objetivos entre todas las iglesias, en tanto para algunos la unidad es un mero tema académico y no una prioridad: "Si el Consejo no logra asegurar una base eclesiológica mínima, nuestra comunidad permanecerá inestable y ambigua".
En segundo lugar, apuntó la necesidad de pasar del cambio de reglas a un cambio del "ethos". Resaltó la importancia del modelo consensual en este propósito, pero afirmó que el Consejo debe ir más allá de él.
Como otro aspecto señaló la necesidad de una reconfiguración y renovación de las instituciones ecuménicas "desfasadas en relación al mundo de hoy". En los finales de su informe, Aram I apuntó la voluntad del CMI de encontrar en los jóvenes un agente transformador para el movimiento ecuménico.
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