16.02.06
El mundo en 200 metros
La acción social de la Iglesia no se puede atrapar ni en el más extenso artículo. Pero una exposición resulta siempre una ventana para ver el paisaje. Eso sucede con el Salón de Exposiciones de la IX Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias.
Es como un hormiguero. Pero un hormiguero cariñoso. Lleno de afectos y de abrazos. De caras conocidas y desconocidas que comienzan a reconocerse. Es la reproducción de un mundo en miniatura que permite compartir culturas, costumbres, vivencias y hasta símbolos de las religiones y sus pueblos.
Así, sin boleto de avión, usted puede darle la vuelta al mundo e ir, por ejemplo, hasta los territorios de Palestina y tomar una ramita del árbol de la aceituna que crece en la Tierra Santa; continuar viaje hacia el Sudeste Asiáºtico para observar los esfuerzos que realizan las iglesias por celebrar un jubileo que permita la reunificación de las dos Coreas; o recorrer el propio Brasil, en toda su dimensión, para descubrir proyectos tan hermosos que defienden las culturas indígenas, los Agentes de la Pastoral Negros y su vocación de luchar en contra de la exclusión o "visitar" el hogar común de muchos Niños de la Calle atendidos por la Comunidad Evangélica de Porto Alegre.
Allí el denominacionalismo institucional se desbiduja. Solo está Dios transformando el mundo a través de las manos de sus colaboradores que, desde los más apartados rincones, levantan su Gracia como esperanza para todo el pueblo. La alegría es lluvia que permite, en la Asamblea, el arcoiris.
|