CMI >  Home > Noticias & medios > Crónicas  
Impremir esta página printer friendly
06.09.05

"Nosotros somos la iglesia" dicen jóvenes ecuménicos

Por: Gustavo Bonato


Jóvenes presentan propuestas para la 9a Asamblea a

El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) quiere que su novena Asamblea en Porto Alegre, Brasil, sea un espacio en el que los jóvenes sean bienvenidos y puedan hablar, y que su voz sea escuchada. "Hacemos cuanto podemos para que los jóvenes produzcan el mayor impacto posible", dice Natalie Maxson, responsable del programa de juventud del CMI.

"Al principio, teníamos que llamar constantemente a la puerta de la iglesia", dice Wagner Hadlich, miembro de la Juventud Evangélica de la Parróquia del Salvador (JEPS), grupo juvenil de una congregación luterana de Porto Alegre. "Nadie estaba contra nuestras actividades, pero a cada momento teníamos que recordar al consejo parroquial: '¡No nos olviden! Estamos aquí, necesitamos su apoyo.'"

Finalmente -como ocurre en las iglesias locales por todas partes- era la congregación la que se beneficiaba de la creatividad y la dedicación de sus miembros jóvenes. "La mayor dificultad era mantener el interés de los jóvenes por actividades basadas en la fe", dice Wagner. "Inventamos una serie de juegos dinámicos y maneras entretenidas de meditar, compusimos nuevas canciones, e invitamos repetidamente a amigos de la escuela." El grupo fue un éxito que sobrepasó los límites de la congregación luterana, incluyendo también a otros protestantes, católicos romanos y gente que de otro modo nunca habría visitado una iglesia.

Muchos jóvenes de grupos cristianos como la JEPS de Porto Alegre acudirán a la novena Asamblea del CMI, que tendrá lugar en su ciudad el próximo mes de febrero. Y como hacen en sus propias congregaciones, tratarán de que se oigan sus voces en la comunidad ecuménica mundial. Irán a un campamento juvenil, o participarán en una "conversación ecuménica" o una reunión en el Mutirão, dando sus opiniones sobre la presencia de la juventud en las iglesias.

"Solo los jóvenes pueden aportar a la Asamblea la energía fresca que necesitamos para desarrollar nuevas perspectivas y visión para el movimiento ecuménico", dice la responsable del programa del CMI para la juventud, Natalie Maxson.

"Algunos vendrán con una mirada nueva y podrán señalar las deficiencias de nuestras iglesias y del movimiento ecuménico. Otros serán líderes maduros con buenos conocimientos en materia de derechos humanos, diálogo interreligioso, justicia económica, VIH/SIDA y otras cuestiones que se plantean a la juventud en sus contextos", agrega.

El CMI quiere que ésta sea "la Asamblea más joven de su historia". El ambicioso objetivo es tener un 25 por ciento de jóvenes de 18 a 30 años entre los delegados. Hasta ahora, sus iglesias miembros propusieron un número bastante menor, más o menos el mismo porcentaje que en la última Asamblea celebrada en Harare, 1998 (14%). Sin embargo, esto puede verse como un pequeño éxito, porque el número total de delegados por iglesia es casi un tercio menor, lo que hace todavía más difícil la presencia de jóvenes en delegaciones más pequeñas.

<b» Abriendo las puertas de la Asamblea</b>

Los espacios para que la juventud tenga un fuerte impacto en la Asamblea están siendo creados precisamente ahora. Habrá un encuentro de juventud de tres días previo a la Asamblea, en el que delegados jóvenes y stewards podrán desarrollar ideas para llevarlas a la Asamblea. "Allí construiremos juntos una comunidad fuerte. Esto es un apoyo esencial y da el sentimiento de estar 'en casa' en un gran acontecimiento como la Asamblea", dice Maxson.

Otros 250 jóvenes de América Latina se reunirán en un campamento juvenil durante la Asamblea. Cláudio Becker, coordinador brasileño del grupo de trabajo de juventud de la Asamblea, ve en el campamento una 'marca distintiva' de los actos con participación de jóvenes en el Brasil.

"La finalidad del campamento juvenil durante la Asamblea es construir un espacio para reuniones, formación, capacitación y celebración. Será un lugar para que los jóvenes 'den la cara' y hagan oír su voz", dice.

De los 150 jóvenes que como stewards prestarán ayuda en las tareas operacionales de la Asamblea, 30 procederán de Brasil, 20 de otros países latinoamericanos y 100 del resto del mundo. Sus estudios y ocupaciones son muy diversos, desde, por ejemplo, un ingeniero informático de Oriente Medio, una mujer ortodoxa que estudia ciencias empresariales en Canadá, un ganadero y experto gubernamental en algas marinas de Fiji, hasta un trabajador de la juventud cristiana de Brasil.

De hecho, allá en el siglo XIX, fueron precisamente jóvenes quienes iniciaron el movimiento ecuménico -en los Movimientos Estudiantiles Cristianos, y en la Asociación Cristiana de Jóvenes en sus versiones masculina y femenina- asumiendo el liderazgo y atreviéndose a desafiar a las iglesias.

Un buen ejemplo de continuidad del compromiso ecuménico lo dará la Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos, que tendrá la reunión de su comité ejecutivo en Porto Alegre justo antes de la Asamblea.

Durante la Asamblea, los delegados y los participantes oficiales se reunirán en 22 "conversaciones ecuménicas", que permitirán a los delegados debatir una serie de importantes temas. Uno de ellos será "Transformación del paisaje ecuménico por la juventud", y tratará de la forma en que la juventud y organizaciones como los Movimientos Estudiantiles Cristianos pueden contribuir a la unidad de las iglesias.

Pero la contribución de los jóvenes no se limitará a esta conversación ecuménica particular. Aunque la participación en las "conversaciones ecuménicas" está restringida a los delegados oficiales de las iglesias, hay una excepción: todo joven participante en la Asamblea, en cualquier concepto, puede tomar parte en las discusiones.

"No queremos que los jóvenes hablen a la Asamblea, sino más bien que la Asamblea hable con una voz joven", sostiene Maxson. "Para mí, este paradigma respeta y reconoce el hecho de que nosotros, los jóvenes somos la iglesia y el movimiento ecuménico."

(*) Gustavo Bonato, de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil, se graduó en periodismo en la Pontificia Universidad Católica de Porto Alegre, y ha trabajado como periodista durante tres años. Actualmente es pasante en la Oficina de la Asamblea del CMI en Ginebra.