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29.09.05

Un país de agudos contrastes recibirá a la IX Asamblea del CMI

Por: Rosina Duarte


Un barbero trabaja en una popular plaza de Porto Alegre.

El fulgor del carnaval, la gracia y la garra del fútbol, el exotismo de las playas tropicales y el alboroto de los escándalos políticos: éstas son algunas de las postales superficiales del Brasil, un país rico en recursos naturales y creatividad, pero asolado por la pobreza. ¿Cómo es en realidad el país que en febrero próximo recibirá la novena Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias?

Marcado por contrastes y dimensiones continentales, el Brasil es la mayor de las naciones latinoamericanas y la quinta del mundo en territorio. Sus 8,54 millones de kilómetros cuadrados (un poco más de dos veces el tamaño de la Unión Europea ampliada) están habitados por 170 millones de personas (aproximadamente un tercio de la población de la UE).

Bañado por el Oceáno Atlántico, sus playas paradisíacas son famosas. Pero su geografia exhibe una gran diversidad: áridos desiertos, planicies, sabanas, pantanos, sierras, además de bosques y selvas, muchas amenazadas por el desmonte ilegal.

Grandes metrópolis como San Pablo y Río de Janeiro (16 y 14 millones de habitantes, respectivamente) coexisten con regiones de bajísima densidad demográfica. La diversidad es también una característica de la población, que desciende de más de 40 etnias, mezcladas con los indígenas nativos.

<b» De los portugueses a "Lula"</b>

Antes de ser colonizado por los portugueses en 1500, el Brasil era habitado por indígenas. En su mayoría pacíficos, fueron diezmados por la violencia y las enfermedades traídas por los blancos. Hoy hay en el país unos 750 mil indígenas.

A partir de 1530 los colonizadores se proveyeron de esclavos en África. La esclavitud duró más de 300 años, con más de 3,5 millones de personas traficadas -el mayor número registrado entre los llamados países del Nuevo Mundo. La población negra actual suma 75 millones de personas (44% del total).

Independiente desde 1822, el Brasil se transformó en república en 1889. La independencia, sin embargo, fue declarada por un príncipe extranjero, el portugués Dom Pedro I, y la república no fue proclamada por un revolucionario, sino por un mariscal golpista, Deodoro da Fonseca.

Desde entonces, el Brasil sufrió dictaduras y golpes. El más reciente de ellos ocurrió en 1964. Los militares tomaron el poder, suprimieron los derechos civiles, exiliaron, torturaron y mataron opositores, gobernando despóticamente durante 22 años.

Con menos de dos décadas de democracia continuada, Luís Inácio "Lula" da Silva, un ex líder sindical, asumió como presidente en enero de 2003. El cambio, sin embargo, no inmunizó al país contra las denuncias de corrupción. Hoy Lula y su Partido de los Trabajadores responden acusaciones por dudosos préstamos, tráfico de privilegios y empleo de dinero ilícito.

<b» Tierra de contrastes</b>

Durante la mayor parte del siglo XX, hasta los años 70, Brasil disfrutó del estatus de "País del Futuro". Sus incalculables riquezas naturales, entre ellas 60% de la selva amazónica y 20% de la reserva de agua potable del planeta, justificaban esa imagen.

Com 800 millones de hectáreas cultivables, el país no ha hecho aún la reforma agraria. Parte de los agricultores expulsados del campo viven miserablemente en las ciudades. Otra parte lucha por transformar esta realidad. El Movimiento de los Trabajadores sin Tierra es uno de los mayores de su género en el mundo.

La industria brasileña se desarrolló en los años 50, produciendo crecimiento económico y, al mismo tiempo, concentración del ingreso y urbanización desproporcionada. El estancamiento económico llegó en los 80. El número de desempleados y trabajadores informales superó los 30 millones, y los indigentes los 22 millones.

Al mismo tiempo se agravó la concentración del ingreso. El 10% más rico de la población se apropia de la mitad del ingreso nacional, mientras el 40% más pobre recibe apenas el 8%. El salario mínimo es de 300 reales (unos 130 dólares).

Novena economía del mundo, el Brasil tiene una deuda externa gigantesca: 237,9 billones de dólares (equivalente al 39% del PBI). Las altísimas tasas de inflación disminuyeron a partir de 1994. No obstante, el poder adquisitivo de la población continuó declinando.

Recientemente la exportación ha crecido, batiendo un récord histórico en 2004, cuando aumentó 32% y superó los 96 billones de dólares.

El empobrecimento de la población tambien deteriora su salud, aumentando los problemas nutricionales y las enfermedades transmisibles. Cerca de 120 mil bebés mueren anualmente antes del año de vida.

Cerca del 97% de los niños de 7 a 14 años van a la escuela, pero el país sufre graves deficiencias educativas. De cada 100 niños que ingresan al sistema escolar, sólo 8 terminan la escuela secundaria. El 12% de los mayores de 15 años son analfabetos.

Baja escolaridad, pobreza, falta de oportunidades y creciente tráfico de drogas figuran entre las causas de la violencia en las grandes ciudades. Fustigada por tantos problemas, la sociedad civil se organizó. Se estima que en el país existen 20 millones de activistas y voluntarios.

<b» Muchas religiones, esperanza inclaudicable</b>

Parte de los que practican el voluntariado están ligados a las iglesias. La que tiene más adeptos es la Católica Romana, con 126 millones (74% de la población). Cerca de 25,5 millones (15%) de brasileños se declaran protestantes, de los cuales un 85% son pentecostales. Los cristianos ortodoxos suman unas 250 mil almas.

Los seguidores de religiones afrobrasileñas y sincréticas como Candomblé, Xangô Macumba y Umbanda, suman 4% de la población. Existen aproximadamente 500 mil musulmanes y 100 mil judíos, y un menor número de adeptos a otras religiones. Un 7,3% se declara no religioso.

El movimiento ecuménico brasileño buscó acercarse al pueblo por medio de la solidaridad y ganó fuerza en los años 70, durante la resistencia a la dictadura militar. En 1982 fue creado el Consejo Nacional de Iglesias Cristianas (CONIC). Este reúne a las iglesias Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil (IECLB), Episcopal Anglicana, Reformada, Metodista, Presbiteriana Unida, Ortodoxa Siria y Católica Romana.

Fue precisamente el CONIC el que invitó al Consejo Mundial de Iglesias a celebrar su novena Asamblea y primera en suelo latinoamericano, del 14 al 23 de febrero de 2006 en Porto Alegre, la cuna del Foro Social Mundial.

Durante esos diez días, aproximadamente 3 mil cristianos de todo el mundo entrarán en contacto directo con la rica diversidad de un país fascinante y su pueblo, que a pesar de enormes dificuldades lucha y celebra la vida con inclaudicable esperanza. Una actitude bien conocida para quienes, a pesar de todo, persisten en su compromiso con la visión de la unidad cristiana.

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(*) Rosina Duarte es una periodista brasileña independiente y desarrolla proyectos de comunicación con sectores de bajos ingresos en Porto Alegre por medio de la Agencia Libre para la Información, la Ciudadanía y la Educación (Alice).